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Preparando el regreso de Dra'ka

La Dama Blanca ha mandado avivar el fuego que siempre arde en el centro de la Sala de Armas del Oráculo, en un intento inútil por calentar la estancia de altos techos apuntados antes del regreso de las Compañías. Su capa anaranjada apenas logra protegerla del frío de la amplia habitación...

 

Ella sabe lo que dicen las Crónicas: cuando regrese el Rey Dragón, las Torres Blancas de Eliwyn, la capital de las Tierras Interiores, reflejarán la Luz que brillará desde las montañas de Alto Tenebroso. Los ejércitos de dragones saldrán a recibir a su rey, preparados, de nuevo, para luchar contra el Brujo Oscuro. Y quizá entonces -sueña- el príncipe Tanis de los Altos Hijos de Erwyn cabalque a  lomos de uno de los antiquísimos dragones dorados...

 

Como ha ordenado el Oráculo, ha enviado un nuevo mensaje a las Compañías, que han terminado sus exploraciones. Muchas de ellas han localizado a siervos oscuros, aunque no han logrado capturarlos. No le sorprende, pues esa hazaña corresponde a los que ya se saben descendientes de los Héroes: de Tadrom, de los Fuertes de Thaudum, de la feroz Brielgil, hermana de Tanis, o de Tinhal, el primer Héroe Hombre.

 

La mujer ordena una vez más los pliegues de su capa anaranjada, mientras revisa los últimos informes que han llegado a la Biblioteca del Oráculo desde las Siete Zonas de las Tierras Interiores. Muy pronto estarán de regreso las Compañías y sabrán lo que el Oráculo ha visto: regresa el Rey Dra'ka. Comienza la batalla final y hay que preparar el Salón del Trono.

 

 

 

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